No es necesario ser un gran economista ni un gran financiero, para aplicar el sentido común, y saber que ofrecer un producto, instalación o servicio a un menor precio, va a generar la necesidad de vender un mayor número de productos, instalaciones o servicios, para aproximarse a una cifra de facturación igual a la del año anterior, y más aún, verla superada.
Además de esto, se presenta otro inconveniente, que no es otro que el tema del servicio al cliente, el cual va a ser requerido como si de una operación de mayor cuantía económica se tratase, lo cual va a requerir un mayor número de atenciones, al ser mayor el número de ventas o clientes.
Otra consecuencia, es que por lo general, un producto más barato, en muchos casos, trae consigo una menor calidad en la fabricación, un menor periodo medio entre fallos, un rendimiento más bajo en las prestaciones del equipo,…
En definitiva y como dice el refrán: “Lo barato, sale caro”. Y las razones, descritas anteriormente, repercuten en un mayor número de atenciones, tiempo de gestión de los productos a reparar, horas al teléfono tratando de solucionar el problema, la insatisfacción del cliente,… implicando todo esto, un mayor gasto para la empresa instaladora, viendo reducido así, su beneficio neto. Pero eso no es todo…
Quizás la parte aún peor de toda esta historia, es que estamos banalizando el concepto de seguridad como tal, y eso de alguna forma, nos condena a la mediocridad.
¿Acaso es suficiente con un grabador y cuatro cámaras instaladas sin un criterio y estrategia definidas para sentirnos dotado de un sistema de seguridad?
¿Tenemos claro el objetivo que queremos alcanzar con nuestro sistema de seguridad?
¿Le conseguimos trasladar al usuario final, todas las posibilidades reales que tiene con un sistema de videovigilancia?
Permitidme, desde mi humilde punto de vista, que responda NO a estos tres interrogantes.
¿La razón? Es bien sencilla y se resume en una sola palabra: FORMACIÓN. De hecho, voy aún más allá, la principal razón del éxito es la FORMACIÓN, como indico en el título del artículo.
Estoy convencido de que un mayor conocimiento de las tecnologías que se emplean en el mundo del CCTV, de las funcionalidades que nos ofrecen los diferentes productos existentes en el mercado, de las diferentes formas que tenemos de generar una alarma, de los distintos medios existentes para notificar una incidencia, de la posibilidad de integrar (fácilmente en muchos casos) varios sistemas,… son los motivos que nos van a llevar a una mayor profesionalización del sector, y van a realzar el valor de la seguridad de cara al usuario final, argumentándose por sí solos, precios y demás asuntos relacionados, a diferencia de lo que ocurría hasta ahora, bien por falta de formación o bien por el interés de muchas personas que veían las posibilidades que traía consigo un mercado en crecimiento, sin conocerlo realmente.