En la mayoría de casos el exceso de falsas alarmas constata una instalación obsoleta o mal diseñada. Con las posibilidades que hoy en día las empresas ofrecen para renovar el equipo quien las tiene por obsoleta es porque quiere. No así ocurre con las instalaciones nuevas que se han diseñado o ejecutado de forma incorrecta. En estos casos, lo que inicialmente debería cubrir las necesidades de seguridad de cualquier persona, familia o colectivo se convierte en una molestia permanente por las llamadas de los operadores y, lo que es peor, consiguen el efecto contrario al objetivo inicial. Lo que acrecentamos es la sensación de inseguridad y, no solo enfadamos a nuestros clientes, sino que además les preocupamos. Mala combinación, que hará muy difícil recuperar el crédito que el usuario ha depositado en nosotros. Es importante que la reacción sea controlada desde la Central Receptora de Alarmas y se responda de forma inmediata y personal. Dar la cara y asumir el problema con serenidad y con espíritu de servicio. En ese punto de la preocupación, una respuesta oportuna tendrá efectos en el cliente que validaran nuestra profesionalidad a cotas más que satisfactorias.
Ante un problema, la acción y la reacción y su posterior solución, harán que el usuario perciba no sólo la sensación de seguridad, al funcionar correctamente el sistema, si no que hay una Central Receptora de Alarmas detrás pendiente de él. Por esto, percibirá mucho mas. Somos su auténtico guardaespaldas.