Si tenemos en cuenta que en una isla como en la que habito solo hay dos unidades de este negocio me siento uno de los dos privilegiados de poder gestionar una Central Receptora de Alarmas.

Mis vecinos son diversos. Clientes, compañeros y vigilantes conforman mi relación profesional a la que en estos momentos dedico mas del tercio diario al que en condiciones estandares un ser humano deberia dedicar como maximo. Y lo disfruto.

En este sector en el que la palabra clave es "seguridad" y todo gira en torno a ella, me doy cuenta de que desde mi atalaya, a esa palabra le incorporo otra que no es menos importante y con la que me siento mas identificado. ¿Es mas facil dar "tranquilidad" que dar "seguridad" o con una se consigue la otra? ¿Podemos sentirnos seguros si no tenemos tranquilidad? ¿Podemos estar tranquilos si no nos sentimos seguros?

Estoy convencido de que cuando los seres humanos no estamos seguros se nos genera intranquilidad. Por contra, la intranquilidad no nos genera falta de seguridad. 

Ya nos sentimos seguros, bien. Y ahora que... subamos un escalon y estemos tranquilos.

Sin duda que desde una Central Receptora de Alarmas ofrecemos seguridad, pero eso es algo intrinseco y es el cometido que nuestros clientes lo den por hecho. Bien, toda la maquinaria de nuestra empresa en marcha para dar seguridad, validamos telefonos, validamos claves, validamos contraseñas, etc. etc. seguimos los protocolos y confirmamos que la seguridad de la que hablamos la ponemos en practica. Muy profesionales, ese es el objetivo y lo cumplimos. Pero como en todos los ordenes de la vida debemos dar una vuelta de tuerca y mejorar, siempre mejorar y en esa subida de escalon en el nivel de profesionalidad y calidad de servicio entra la capacidad que los profesionales de la Receptora tengamos en transmitir ademas ese nivel de "tranquilidad" que merecen. La tranquilidad nos lleva a la confianza que necesitamos que nuestro cliente nos tenga cuando tiene un problema y se lo vamos a resolver. Con tranquilidad seremos capaces de analizar y afrontar cualquier situación en la que alguien, ya sea un cliente, un compañero o un vigilante puedan necesitar de nosotros.

...y el gustazo que da cuando cuelgas el telefono y piensas que has dejado a alguien tranquilo, no tiene precio.

Tranquilidad amigos, tranquilidad. En peores nos hemos visto.