Los detectores sísmicos basan su funcionamiento en el efecto piezoeléctrico, esto es el cambio de la resistencia de un material cuando es sometido a cambios de presión, en este caso las vibraciones del material sobre el que se monta. Por otro lado, tenemos los detectores inerciales, que basan su funcionamiento en una bola o esfera de material conductor que se posiciona en un estado de mínima estabilidad, de este modo al recibir vibraciones esta bola se desplaza cerrando un circuito eléctrico.

Estos elementos forman parte de la protección del perímetro interior de los círculos de seguridad, acompañando a los contactos magnéticos y a los roturas de cristal. Lo ideal es que este tipo de detectores estén activos las 24 horas, de forma que podamos detectar el intento de butrón aunque tengamos la alarma desconectada. Se instalan anclados a la pared, techo o suelo a proteger. El rango de detección varía según el fabricante, por lo que es indispensable consultar las especificaciones, al igual que en el resto de elementos, así como consultar la guía de instalación y funcionamiento que suministra el fabricante. Lo habitual es instalarlos en el centro de la superficie a proteger, teniendo en cuenta el área de la superficie que es capaz de proteger, y empotrados en cajas de empalme, de esta forma quedan ocultos, siempre que se realiza en obra nueva, si no es posible realizar obras para las canalizaciones y demás, siempre puede ser instalado de superficie. Otra aplicación habitual para estos detectores es la de proteger cajas fuertes, cámaras acorazadas y cajeros automáticos.

Para garantizar el correcto funcionamiento de estos elementos, y al igual que el resto de elementos de un sistema de seguridad electrónica, deben ser recomendados por asesores profesionales de seguridad electrónica.